Pedro Sánchez y el separatismo impulsan la invasión de competencias de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado mientras negocian la cesión del control de fronteras a los Mossos d'Esquadra
Iván Álvarez, de Jupol, y Mila Cívico, de Jucil, en el aeropuerto de Barcelona GORKA LOINAZ
Victor Mondelo
El fin del proceso independentista, certificado con la llegada a la presidencia de la Generalitat del socialista Salvador Illa, no ha frenado la desespañolización de Cataluña, que el nacionalismo lleva más de cuatro décadas impulsando. Al contrario, la sustitución de las instituciones estatales en la comunidad se está acelerando para dar cumplimiento a los acuerdos que las formaciones separatistas catalanas han suscrito con el PSC y el PSOE a cambio de la investidura de Illa y Pedro Sánchez.
A la espera de que la delegación autonómica de la Agencia Tributaria se vea vaciada de competencias para ceder la recaudación y gestión de los impuestos a la Hacienda catalana, y cumplir así con la promesa de premiar a Cataluña con una suerte de concierto económico, las primeras damnificadas por este proyecto de progresiva expulsión de todo vestigio estatal, diseñado como preludio de una nueva intentona secesionista, son l
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