Un sargento de la Guardia Civil ha sido sancionado con un mes de suspensión de empleo por falta de subordinación al entonces coronel jefe de Cantabria, al que respondió de forma "beligerante" cuando le pidió que atara a su perro, que llevaba suelto por el acuartelamiento de Campogiro, en Santander.
La condena, de la Sala de lo Militar del Tribunal Supremo, desestima el recurso del agente implicado y ratifica una resolución previa, dictada hace casi un año por el Tribunal Militar Central.
Según la sentencia del Supremo, consultada por Europa Press, los hechos ocurrieron cuando el entonces coronel jefe de la Guardia Civil de Cantabria se dirigía con indumentaria informal a la zona de contenedores de basura y se encontró con el sargento, con destino en el destacamento de seguridad del Puerto.
El agente estaba conversando con otro guardia, acompañados ambos por sus perros y también vestidos de paisano, el primero de servicio y el segundo de baja médica.
De acuerdo con la resolución judicial, el suboficial llevaba su pastor alemán suelto y sin medidas de contención, por lo que el coronel le dijo que hiciera el favor de atarlo, medida contemplada por otra parte en el Libro de Normas de Régimen Interior del cuartel.
El sargento sujetó a su perro al tiempo que dirigió "una mirada con mueca sonriente, en actitud sardónica", al coronel, que le indicó: "No me sonría", a lo que el implicado le replicó: "Usted no me puede prohibir que sonría". Seguidamente, reconvino a su superior por llamarle la atención ante otro guardia civil.
Entonces, el coronel pidió al otro agente que se marchara y cuando se alejó y se quedaron a solas, requirió que adoptara una actitud "más respetuosa" al sargento, que "con un tono de
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