Explicamos hace 8 meses que el policía nacional «Marc» se infiltró en el imperialista Sindicat d’Estudiants del Països Catalans, y entre los perroflautas del Casal Popular Lina de Ódena (en el Ensanche) y Resistim el Gòtic.
«Marc» era un fenómeno. Se apuntó a clases en la UB, participó en manis agresivas de los catabatasunos, hasta salió en TV3. Hasta su jefa en el SEPC reconoce que «se ha situado en una posición estratégica para recibir información relevante de primera mano. Es un ataque gravísimo, un caso de persecución política e ideológica». Marc se esfumó al cabo de 1’5 años, cuando el PSOE permitió que ERC accediera a los secretos oficiales del Estado.
Pues parece que los movimientos lazis son un coladero. Según lo que nos cuenta el divertido, ultranacionalista y archisubvencionado panfleto lazi La Directa, resulta que otro policía nacional -esta vez «Dani»- se infiltró en el separatismo radical hace 3 años. Su mejor amigo, «Jaume», está destrozado por el descubrimiento: «ara es mostra abatut», pobret.
Com ho va fer? Molt senzill: apareció por la casa okupada La Cinètika, se hizo unos tatus, se puso pendientes de tribu africana, una crestaponi, se vistió con camisetas negras antifas, se unió a los de «tallem la Meridiana», se emborrachó y drogó amb els gosflabiols, se conocía todos los «espais autogestionats» dels burgesets quinquis… tan integrado en el lazismo como los yijadistas de Ripoll, escolti. Hasta participó en las manis haselitas de 2021 y fue multado por oponerse a un desalojo de los Mozos.
Però en «Dani», a més a més, triomfava amb les companyes empodedrades: se ligó al menos a 8 mujeres en algo más de 2 años, y con 2 de ellas llegó a «establir una relació de parella». El panfleto asegura que «ninguna de las mujeres lo habrían hecho si hubieran sabido que era policía», pero «las relaciones sexoafectivas le sirvieron de puente en determinados espacios y contribuyeron a reafirmar su personaje». Las chicas era militantes de la CGT, «activistes», «vinculades al teixit polític» y nacionalistas varias.
Una de ellas, «Clara», con la que estuvo un año, da su testimonio:
«Una de nuestras primeras citas coincidió con una manfestación contra un incendio de unas naves en el barrio del Gorg de Badalona (…) él llegó con un pañuelo palestino. Aquel día nos enrollamos y fue una semana intensa».
Los ligoteos antifeixistes confiesan que «c
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