Ni rastro del ‘salvaje’ acoso de la «extrema derecha» que dijeron sufrir en Asturias los superescoltados vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, y la ministra de Igualdad, Irene Montero. Ni la Guardia Civil de Asturias ni tampoco ninguno de los 15 escoltas que acompaña a la pareja han presentado de oficio ninguna denuncia sobre el supuesto ‘escrache’ que les obligó a abandonar precipitadamente sus vacaciones.
No hay testigos ni testimonios, no hay imágenes, no hay denuncias. El affaire de las amenazas contra Iglesias y Montero en Asturias va camino de convertirse en una oportuna ficción de un verano salpicado por las revelaciones de la ‘caja B’ de Podemos.
La única prueba conocida, y que los afines podemitas han difundido en las redes sociales, es la pintada de «Coletas rata» que apareció en una de las vías que dan acceso al pueblo, situada a centenares de metros de la vivienda de Enrique Santiago, Secretario General del Partido Comunista de España y anfitrión de los Iglesias-Montero en esa escapada estival a los montes asturianos.
Según recoge el diario asturiano El Comercio, la escolta policial que acompaña a Iglesias y Montero no ha remitido ningún atestado describiendo lo ocurrido -que de ser cierto, sería un delito de acoso- a la Fiscalía. Algo extraño, ya que deberían haber actuado de oficio en caso de que los hechos fuesen tan graves como los descritos por Iglesias en sus redes sociales.
Tampoco hay oficio por parte de la Guardia Civil, que es quien ostenta las competencias de seguridad ciudadana de la zona. Cuando en las redes sociales comenzó a circular el asunto del supuesto acoso, una patrulla se personó en San Lorenzo de Felgueras, la pequeña pedanía en la que descansaban los Iglesias-Montero, y tan sólo constató la presencia de la pintada. Ni rastro de esas personas de «extrema derecha» que amenazaban la integridad física de la pareja y sus tres hijos, y que les habrían obligado a salir precipitadamente del municipio para evitar riesgos.
Por otra parte, desde Podemos se ha señalado a una persona en concreto, una mujer, como la responsable de ‘filtrar’ la presencia y ubicación exacta del vicepresidente y la ministra. Sin embargo, es fácil comprobar cómo la prensa local había dado, con pelos y señales, las pistas para ubicar perfectamente el domicilio, que ya era de dominio público.
También ha circulado desde entonces una fotografía de varias mujeres, con mascarillas la mayoría y portando una bandera de España. La imagen fue tomada junto a la señal que anuncia la entrada al pueblo de Felgueras.
Una oyente de la Cadena COPE, vecina de la pedanía, ha remitido un escrito explicando cómo fue esa ‘peligrosa’ visita al pueblo de veraneo de Iglesias: «Las seis chicas de la foto que aparecieron en las redes sociales se dieron una vuelta por el pueblo, no vieron a nadie y a la hora de irse se hicieron la foto con la bandera de España y la señal con el nombre del pueblo. Es decir, acoso presencial a la familia no han tenido en ningún momento. Ahora, en las redes sociales, que esta gente maneja como nadie, están demonizando a estas chicas más o menos como terroristas».
«Va tocando plantar cara»
Podemos ha lanzado una amenaza ante el escrache ‘fake’ a Iglesias y Montero durante sus vacaciones veraniegas en Asturias. Lo ha hecho compartiendo en las redes sociales un mensaje escrito por Javier Sánchez Serna, diputado podemita por Murcia y secretario tercero en la Mesa del Congreso en el que avisa: «Va tocando plantar cara».
«La impunidad de la extrema derecha ha llegado demasiado lejos. El acoso a la familia de Pablo Iglesias e Irene Montero no es un problema particular sino de todos los demócratas. Si ahora se les permite esto, imaginaros si llegan a posiciones de poder. Va tocando plantar cara», ha señalado Sánchez Serna en un mensaje colgado en su perfil de Twitter y compartido por el perfil oficial de Podemos.
«Naturalizar el insulto»
Podemos y Pablo Iglesias han montado una campaña en sus medios afines y en redes sociales contra el supuesto acoso sufrido durante sus vacaciones en Asturias. Cabe recordar que el pasado 7 de julio, Iglesias afirmó que se debía «naturalizar la crítica y el insulto» hacia «cualquier persona pública», como es su caso.
Así lo aseguró en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros que se celebró ese día. «Hay que naturalizar que en una democracia avanzada cualquier persona pública o con responsabilidades en la empresa privada esté sometido a la crítica o al insulto en las redes sociales», aseguró el ahora vicepresidente segundo.
Pablo Iglesias se expresó de esta forma sobre los ataques jaleados por Podemos hacia periodistas como Vicente Vallés o Eduardo Inda, director de OKDIARIO, por publicar informaciones contrarias a los intereses de Podemos.
«Creo que es normal en una sociedad democrática que se produzcan críticas y que, incluso, todos los que tenemos una presencia pública y una relevancia a la hora de de participar en los debates, y ahí los profesionales de los medios de comunicación, algunos, lógicamente la tienen, pues creo que la crítica es una cosa normal
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