Tras una larga y dura batalla legal en la que tuvo que soportar desde la incomprensión de mandos y compañeros hasta que la Dirección General de la Policía (DGP) pretendiese castigarla pasándola a segunda actividad -semijubilarla y reducirle el sueldo-, la agente gallega de la Policía Nacional que reclamaba su traslado a Galicia por ser víctima de violencia machista ha visto recompensado su tesón.





